Poner el aire acondicionado y ahorrar en la factura de la luz, ¿misión imposible?
Poner la lavadora, planchar o cocinar con el horno los fines de semana es una forma de ahorrar en la factura de la luz, tras la entrada en vigor de las nuevas franjas horarias. Sin embargo, ese consejo no se puede aplicar al uso del aire acondicionado, pues hace tanto calor entre semana como el sábado y el domingo. Por ello, la Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía (Agremia) aconseja adoptar una serie de medidas para garantizar el adecuado funcionamiento de los equipos de climatización.
1. Comprobar que las conexiones eléctricas que alimentan el equipo están en buen estado. La asociación aconseja revisar que el cableado no está en malas condiciones o que los equipos no están conectados a regletas junto con otros aparatos del hogar porque pueden no soportar la intensidad de todos los elementos y, en consecuencia, producirse calentamientos o cortocircuitos que pongan en riesgo la seguridad.
2. Revisar que los circuitos frigoríficos (los tubos por los que circula el líquido refrigerante entre la unidad interior y la unidad exterior) están debidamente aislados. Un aislamiento inadecuado o un deterioro ocasionado por los años provocará una pérdida de energía y, por lo tanto, un mayor consumo eléctrico.
3. Limpiar regularmente los filtros de aire del aparato de aire acondicionado, que suelen ser fácilmente accesibles. El uso continuado de los aparatos y el paso del tiempo hacen que dichos filtros se obstruyan perjudicando la eficiencia del equipo, reduciendo el caudal del aire y disminuyendo la eficacia del filtrado. Además, es conveniente limpiar estos filtros con más regularidad normalmente dos veces al año- y su sustitución periódica para que la calidad del aire interior sea óptima.
4. Tener en cuenta la normativa existente, en este caso el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), que establece que los aparatos de aire acondicionado o las bombas de calor con potencia inferior a 12 kW, deben ser objeto de un mantenimiento preventivo cada 4 años si son de uso doméstico o cada 2 años para cualquier otro uso (comercios, oficinas, etc.), o bien con la periodicidad indicada por el fabricante en el manual de uso y mantenimiento del equipo.
5. Realizar un uso responsable de los equipos, evitando que no se dispare la factura de la electricidad por un consumo excesivo. El Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) recomienda, además, que la temperatura ambiente a la que se deben programar los equipos sea entre 24 y 25 grados en verano.
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